[Escenas de episodios de bomberos]
[Salida de las bombas en una alarma] | [Colocación de la batería] | [Ataque al fuego] | [Salvamento] |
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Escenas de episodios de bomberos: 1. Salida de las bombas en una alarma; 2. Colocación de la batería; 3. Ataque al fuego; 4. Salvamento.
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INVESTIGACIÓN
Jean-Claude SEGUIN VERGARA
El rodaje de las vistas de incendios simulados en los inicios de la cinematografía cubana es un tema complejo que ha dado lugar a lecturas e interpretaciones variadas. A continuación, exponemos el estado de la cuestión.
Cuando llega a Cuba, Gabriel Veyre ya tiene una experiencia de cinematografista y puede abordar sin problemas rodajes en Cuba. La idea de rodar algunas películas en La Habana, está ya presente desde su llegada a la capital, y La Unión Constitucional, en su edición del 26 de enero de 1897, evocaba, en una crónica escrita por Francisco (Pancho) Hermida, la idea de varios rodajes posibles que piensa realizar Gabriel Veyre:
Mr. Veyre se propone fotografiar mediante la invención Lumiere asuntos habaneros de actualidad: voluntarios en el Parque por la mañana, preparándose a ir al relevo de guardia, marchando, & [sic]; el paseo del Prado por las tardes, el aspecto de los teatros de la Habana durante las representaciones de las compañías que hoy los ocupan; el acto del sorteo de la lotería, una sesión del Ayuntamiento y otra de la Diputación ¿No son esas realidades… de actualidad?
La Unión Constitucional, La Habana, martes 26 de enero de 1897, p. 2.
De estos rodajes, no sabemos si llegan a efectuarse, pero lo que sí sabemos es que hay efectivamente una primera filmación efectuada por Gabriel Veyre. El periódico La Lucha del lunes 8 de febrero de 1897 publica la siguiente información que a continuación reproducimos:
“Simulacro – Obsequio”
A las diez y media de la mañana de ayer, domingo, se presentó en la Estación Central de los Bomberos del comercio, la notable actriz señora María Tubau de Palencia, manifestando deseos de presenciar un enganche del material del mismo, y habiendo indicado el Director del “Cinematógrafo Lumière” que reproduciría un simulacro de incendio, de efectuarse en un espacio de tiempo muy breve, dispusieron los señores Granados y Zúñiga, Jefes del Cuerpo, llevarlo a efecto saliendo el material de guardia, bomba, carretel y carro de auxilio, dando una vuelta y tomando la bomba la caja de agua situada en la puerta de dicha estación. Se tendieron dos mangueras, se empalmaron las escaleras, subiéndose uno de los pitones a la azotea en el término de UN MINUTO, que es el tiempo que emplea aquel aparato fotográfico para obtener las vistas de movimiento.
La verdad de estos hechos podrán comprobarse cuando se exhiban las vistas en dicho Cinematógrafo, lo que se realizará en uno de los días de la próxima semana.
La señora Tubau quedó muy satisfecha del acto, y felicitó calurosamente a los bomberos del Comercio y a sus dignos jefes los señores Granados y Zúñiga.
La Lucha, La Habana, lunes 8 de febrero de 1897. Citado en Pedro Pablo Chávez y Ramón Peón (ed.), Anuario Cinematográfico y Radial Cubano 1941-1942, Guanabacoa: Editorial Puga, 1942, p. 16.
Esta reseña encierra un número significativo de informaciones que, a falta de poder ver la película que se ha perdido, permiten contextualizar las condiciones de dicho rodaje. Lo primero, como se puede apreciar, es el papel desempeñado por la actriz española María Tubau, una de las figuras estrellas de la escena española. Así la describe Juan Luis León:
En pleno romanticismo, extraviada la imaginación, enloquecida, no se comprendía la sublime llama de la inspiración sino entre el torbellino de la locura; el arte no se compadecía con el hogar; el talento había de ser bohemio por fuerza. María Tubau sería un ejemplo vivo de lo utópico de semejante afirmación si el sistema no estuviera ya desacreditado y en desuso. Nadie pondrá en duda su mérito inmenso; es una de las grandes figuras de nuestro teatro contemporáneo.
Juan Luis León, “Fotografía íntimas, María Tubau de Palencia”, Blanco y Negro, nº 238, 23 de noviembre de 1895.
Sucesor de Laurent, María Tubau
© Blanco y Negro, nº 238, 23 de noviembre de 1895
El tema de las vistas –al parecer hay, según el artículo, varias cintas– es un reportaje ficticio sobre un simulacro de incendio. Dentro de lo que es el cinematógrafo de los inicios, existen varias películas que recogen ese tipo de ejercicios. Era frecuente que los bomberos llevaran a cabo ejercicios contra el fuego y en el catálogo Lumière existe, en particular, un breve reportaje de cuatro cintas sobre “manoeuvres à la préfecture de Lyon” (nº 76-79) que tiene probablemente algo que ver con lo que es el desaparecido Simulacro de un incendio. Aunque no se trata de vistas militares stricto sensu, el reportaje sobre los bomberos constituye un elemento más de la visión militarista que puede tener la sociedad a finales del siglo XIX.
Tal vez se pueda considerar que, en el caso cubano, con el movimiento independentista, lo militar adquiere una actualidad más acuciante. Pero la razón principal del interés por los bomberos parece ser más coyuntural (Véase: Perla Cartaya COTTA, "La Tragedia de Isasi, Palabranueva.net, nº 172, marzo 2008). A finales del siglo XIX, con el fuerte desarrollo de La Habana, muchos establecimientos son afectados por frecuentes incendios, y se decide la creación, en 1873, de un cuerpo de bomberos voluntarios, llamado Bomberos del Comercio. Entre los cuerpos de bomberos hay incluso fuerte competencia y los habaneros no vacilan en ayudar a sus favoritos. Sin embargo, el 17 de mayo de 1890, entre las 10 h 30 y la 10 h 45, la ferretería de Juan Isasi es pasto de las llamas y tras una fuerte explosión, quedan sepultados varios bomberos. Esta tragedia les quita la vida a 25 de ellos. Desde entonces, el día 17 de mayo se celebra como el Día de los Bomberos y en el año del cinematógrafo, en 1897, se inaugura el monumento homenaje a las víctimas que sigue todavía en el cementerio de Cristóbal Colón.
Bomberos, primer coche-bomba que circuló por La Habana © La Habana, Museo de los bomberos |
Monumento a los mártires de Isasi, cementerio de Colón, La Habana, 20 de junio de 1897 © La Habana, Museo de los bomberos |
En las historias del cine cubano se conserva la idea de que el estreno es un auténtico acontecimiento, pero lo cierto es que en ninguno de los periódicos habaneros consultados se encuentra rastro de este estreno. Es cierto que El Hogar anuncia la próxima presentación de vistas rodadas por Gabriel Veyre:
Las nuevas vistas que se exhiben en el Cinematógrafo han llevado numerosa concurrencia durante toda la semana al saloncito contiguo al Teatro de Tacón. Para este domingo se varía el programa. Mr. Veyre no tardará en exhibir una colección de vistas de La Habana. El Cinematógrafo es una maravilla. Recomiendo una visita a mis lectoras, seguro de que me lo agradecerán.
El Hogar, La Habana, 21 de febrero de 1897.
Pero ningún programa recoge una presentación cualquiera de vistas habaneras, ni por supuesto del Simulacro de un incendio. No se puede descartar la eventualidad de que se presenten y que los periódicos no digan ni mu… lo cual puede parecer sorprendente dada la novedad que pueden constituir dichas cintas. También se puede pensar que el rodaje también ha sido… un simulacro, lo cual es bastante frecuente en los inicios del cinematógrafo. Tampoco se puede apartar el que haya habido problemas a la hora del revelado –en la misma isla o en Lyon donde tal vez se han mandado. En cualquier caso no existe ningún rastro en la prensa consultada. Es cierto que disponemos del testimonio del historiador del cine cubano, Agüero Hidalgo, que señala que la vista de Gabriel Veyre se sigue presentando durante años:
Y aún en el año 1903, haciéndose su reclamo o propaganda en las crónicas y programas, porque copiaba escenas interesantísimas para el público habanero: escenas de bomberos donde aparecían algunos de ellos muy conocidos.
Emilio Roig de Leuchsenring, “La primera exhibición y producción cinematográfica en La Habana” en Mario Naito López (coord.), Coordenadas del cine cubano 2, Santiago de Cuba: Editorial Oriente, 2005, p. 11.
Que se presenten cintas de bomberos en los primeros años del siglo XX no lo podemos negar, pero ¿Se trata realmente de la vista de Gabriel Veyre, que además no se conserva en el catálogo Lumière ni se presenta en ningún lugar? Lo que se puede pensar es que las películas que circulan son otras cintas de bomberos.
El tema del rodaje de películas en la Habana es objeto también de una polémica cuando se instala, frente al Parque Central, el 13 de febrero de 1897, un Vitascopio Edison. En el programa publicado en el Diario de la marina el día siguiente, se anuncia sorprendentemente la vista siguiente: La bomba “Cervantes” del Comercio, en el momento de funcionar, extinguiendo el fuego en un edificio y bomberos maniobrando.
Este anuncio se publica apenas una semana después del rodaje de la cinta de Gabriel Veyre y la vista hubiera constituido la segunda película jamás rodada en Cuba… pero se trata de hecho de un timo por parte del exhibidor del vitascopio que no vacila en engañar a los espectadores para llenar la sala:
[…]
Por último, se anunció un incendio en la Habana, en que debía figurar una bomba de los Bomberos del Comercio de esta ciudad, y lo que los espectadores vieron fue un incendio en los Estados Unidos. ¿A qué semejante mistificación?…
Diario de la marina (ed. Tarde), La Habana, 17 de febrero de 1897.
Ya en aquel momento, los exhibidores están dispuestos a cualquier estratagema para timar a los espectadores. El propio Jorge Suaston, administrador del teatro Irijoa, presenta una vista titulada: Salida de Bombas y Carreteles para un incendio, pero se trataba con toda probabilidad de una vista norteamericana.
La idea de rodar películas cubanas también la tiene el periodista culto y francófilo Conde Kostia, cuyo auténtico nombre es Aniceto Valdivia. Con motivo de la presentación del Biograf que Jorge Suaston acaba de comprar en Estados Unidos para el teatro Irijoa:
… Y para que el éxito de dinero sea triple, aconsejamos a Suaston que reproduzca sobre el blanco lienzo en que se proyectan las figuras, cosas de aquí y que sean populares: por ejemplo, la fábrica de Sidra Achampañada de la Cruz Roja, en el momento de estarse elaborando en casa de Crusellas; la librería de José López, los días que llegan “El Imparcial” o “El Heraldo”; un simulacro de Bomberos, la sala de Payret una noche de fiasco, la primera tanda de Alhambra cuando se estrene “Caballería Chulesca”, “A et sic de coeteris”.
Entonces no hará falta la explicación preliminar que acompaña cada vista; explicación hecha, por cierto, con muy poca gracia por el encargado, el sábado, de darla al numeroso público que llenaba Irijoa.
La Lucha, La Habana, lunes 12 de abril de 1897, p. 1.
Algo socarrón, el periodista enuncia una serie de vistas posibles en la cual no puede faltar el proyecto de otro simulacro de Bomberos… pero tampoco en el Irijoa se presentan vistas cubanas a pesar de la vitalidad del empresario. Otro periodista, Federico Villoch, en La Caricatura, también alude a los riesgos que podían tener los cubanos de salir retratados en alguna vista animada:
Y ahora que hablo de los cinematógrafos. Desde que se expuso el de Lumière en la antigua contaduría del Gran Tacón, se desarrolló una epidemia cinematográfica alarmante. Se los encuentra usted en cada esquina y hasta creo que los hay ambulantes. No estamos libres de salir expuestos en algunos de ellos.
Federico Villoch.
Pero no se trata en ambos casos de vistas efectivamente rodadas. Sin embargo, una vez pasada la fiebre del cinematógrafo del mes de abril de 1897, hay que esperar el mes de agosto para que se vuelvan a presentar vistas animadas en la Habana de la mano de los empresarios Ubago, Arnautó y Luna. Gracias a una crónica del infatigable Conde Kostia, nos enteramos por primera vez de la presentación de cintas rodadas en Cuba en el cinématographe que exhiben los tres empresarios:
Todas las vistas –por lo menos las que he contemplado anoche en el Cinematógrafo de Arnautó y compañía– son nuevas. Al mismo tiempo he sabido que con este Cinematógrafo ha llegado también un aparato en el cual se obtienen vistas de Cuba. Golosina más apetitosa no se ha ofrecido nunca a los hijos e hijas de Cuba. Esto sólo bastaría –aparte de su mérito propio a hacer el éxito del nuevo y acabado “Cinematógrafo Lumière”.
Pasemos ahora a la inevitable nomenclatura, lo único que puede dar idea completa de la novedad de la futura exposición cinematógrafa. Entre las vistas que me fue dado contemplar anoche, gracias a la muy amable cortesía de los tres propietarios del Cinematógrafo, figuran “Una pelea de gallos”, “Boxeadores”, “Elefantes”, “Dentista” (graciosísima) , “Viajero y ladrones”, “Desfile a paso gimnástico”, “Combate de coraceros”, el “Granovetaria palata” [sic], “Descenso (Descanso) de viajeros en Brooklynn” [sic], “Desfile de policías”. Y las que copian escenas interesantísimas y siempre de alta novedad para el público habanero: escenas de episodios de bomberos. Se asiste a la salida de las bombas en una alarma, a la colocación de la batería, al ataque al fuego, al salvamento; todas escenas tomadas en Cuba y ante las cuales forma un soberbio contraste una gran vista que representa “una alarma de incendio entre bomberos de Londres”.
La Lucha, La Habana, jueves 12 de agosto de 1897, p. 5
El título Granovetaria palata podría remitir a una vista rusa: “Granovitaya Palata” es el nombre ruso del Palacio de las Facetas de Moscú. Por otra parte, el estilo, siempre algo rebuscado, de Aniceto Valdivia no deja sin embargo lugar a dudas. Se presentan cuatro cintas cubanas de lo que parece ser otro simulacro de incendio y que además se contrasta con una vista de bomberos de Londres –tal vez la vista Lumière, Alerte de pompiers, rodada en Londres el 17 de mayo de 1896–. No se llega a saber si el “contraste” era a favor de las vistas cubanas o de la vista rodada en la capital británica. Tal vez sean estas vistas las que siguen presentándose durante años en La Habana y en otras ciudades. Efectivamente, por una gacetilla del lunes 11 de octubre de 1897, en La Lucha sabemos que los empresarios recorren la isla en aquel momento: “Pinar del Río, primero, y después, Matanzas, Cárdenas y Cienfuegos.” Queda una última y más probable hipótesis, es que Gabriel Veyre haya vendido o cedido las cintas que no ha llegado a presentar a los empresarios Ubago, Arnautó y Luna, que en cualquier caso no parecen ser cinematografistas.
En cuanto a Gabriel Veyre, tras presentar el cinematógrafo en La Habana durante los meses de enero, febrero y marzo, sale para Cienfuegos y regresa a la Habana donde permanece hasta primeros de abril. En mayo, sale para Panamá, Venezuela y Colombia. De regreso a Lyon en diciembre de 1897, emprende otro viaje por Canadá y Japón antes de llegar a China e Indochina. De todos esos viajes va recogiendo vistas animadas, algunas espléndidas, que figuran en su mayoría en el catálogo Lumière. A partir de 1901, Gabriel Veyre se instala en Marruecos donde se pone al servicio del sultán Abd-El-Aziz de quien va a ser el fotógrafo e ingeniero hasta 1907. Escribe un libro de recuerdos Au Maroc, dans l’intimité du sultan (París Librairie universelle, 1905, 277 p.) y muere en Casablanca el 13 de enero de 1936.